Sergio Rodríguez (Tenerife, 1986) parece haber recuperado su magia en el momento más importante de la temporada. El base canario, muy explosivo y con una gran visión de juego, vuelve a sonreír después de muchos años en un segundo plano. Chacho, como le conocen sus compañeros, ha recobrado su capacidad para anotar y resultó decisivo en los últimos partidos de la serie ante el Caja Laboral, ayudando a su equipo a acceder a la final de la Liga Endesa.
Su explosión como jugador fue latente en el Mundial de Japón con su espectacular partido en la semifinal ante Argentina, que le valió los halagos de todo el baloncesto internacional, gracias a sus espectaculares jugadas y al cambio de ritmo que le dio al partido.
Fue Pepu Hernández el que confió en él para que, a sus 18 años, diese el salto al primer equipo de Estudiantes, llegando a debutar en la final ACB en la temporada 2004-05 y el que volvió a contar con él al hacerle debutar en la selección española absoluta. Antes se había consagrado como un gran base al ser elegido MVP en el Europeo junior, en el que España consiguió la medalla de oro y fue el mejor en la final, anotando 20 puntos y dando 11 asistencias.
Después de dos temporadas en el Estudiantes y tras su gran actuación en el Mundial decidió dar el salto a la NBA, al ser elegido en junio de 2006 en el puesto 27 del draft por los Phoenix Suns, que le traspasaron a los Portland Trail Blazers. Debido a su espectacular juego y su visión, muchos analistas consideraban que, a pesar de sus 20 años, iba a triunfar en Estados Unidos, comparándole incluso con Jason “Chocolate Blanco” Williams, llegando a apodarle “Spanish White Chocolate”.
Desde su llegada aparecieron las dificultades. Su entrenador, Nate McMillan, comenzó a dudar de su fichaje y a punto estuvo de mandarle a la Liga de Desarrollo, al considerar que Sergio estaba lejos de lo que esperaban. Al final consiguió quedarse en el equipo, pero no entraba mucho en los planes y después de tres temporadas allí, en las que disputó 219 partidos y promedió 3.6 puntos, 1.3 rebotes y 2.9 asistencias, Portland decidió que era el momento de que cambiase de aires y le mandó a Sacramento.
Sergio Rodríguez parecía satisfecho con el cambio, ya que los Kings habían fichado a Paul Westphal, un entrenador amante del juego rápido, que se podía adaptar más a su estilo. Pero no fue así y a mitad de temporada, después de contar con pocos minutos y ser el tercer base del equipo, volvió a ser traspasado. Esta vez, su destino fueron los New York Knicks. Al igual que en sus equipos anteriores, Chacho, a pesar de contar con más minutos, no pudo hacerse con un hueco en un equipo en plena reconstrucción.
Después de 290 partidos en la NBA, en los que por momentos había dejado de sentirse jugador, decidió regresar a España, de la mano del Real Madrid y de Ettore Messina. Su primera campaña no fue todo lo exitosa que esperaba a nivel personal. A la sombra de Prigioni desde el comienzo, Llull también le fue quitando minutos en el puesto de base. Esta temporada, con la marcha del base argentino y ningún otro fichaje en esa posición, todo apuntaba a que Chacho tuviese un papel fundamental en el equipo. Pero no fue así. Al principio, tenía que ver, desde el banquillo, como Sergi Llul afrontaba los momentos decisivos del partido en el campo. Pablo Laso poco a poco fue confiando en él y ahora lo más habitual es que ambos bases estén juntos en pista.
La confianza depositada en Sergio Rodríguez le ha hecho crecer y afrontar los últimos partidos a su mejor nivel. Ahora espera refrendar su buen juego en la final ante el Barcelona y poder volver, tras la baja de Ricky Rubio, a disputar una competición con la selección española, a la que no acude desde el Europeo de Madrid 2007.
Por Victor Escandón Prada
Periodista y Entrenador superior de baloncesto
Analista ACB JGBasket