El baloncesto es un deporte de equipo y como tal tienen que entenderlo los jugadores. Es obvio, pero de nada sirve que un jugador meta 30 puntos, la mayoría de los de su equipo, si ha tomado malas decisiones o abusado en exceso de los lanzamientos cuando tenía compañeros mejor colocados. Lógicamente hay jugadores con más capacidad para anotar que otros, independientemente de la categoría, pero eso no implica que sean James Harden.

Desde pequeños se intenta que todos los jugadores traten de saber hacer de todo, pero los hay con más actitudes para algunos aspectos del juego que para otros. No todo es anotar, ya que hay otros aspectos del juego igual de importantes que, a veces, no valoramos en su justa medida. Jugadores que pelean cada balón, que buscan al compañero mejor colocado, que defienden y rebotean. Hay que felicitarles por ese trabajo y hacer ver al grupo que esa función es esencial para el resto e igual de esencial que meter puntos.

Por ejemplo, en minibasket, todos los jugadores pueden tirar triples, pero ya no solo cuántos los meterían, sino cuántos jugadores para tratar de meter el tiro de tres cambian su mecánica y son capaces de lanzar de cualquier manera para conseguirlo. Ese es el problema, que no sirve de nada enseñarles un gesto correctamente si para conseguir la meta tienen que modificarlo completamente.

Entonces, ¿la solución sería no tirar de tres? Pues, para mí, aunque pueda parecer algo radical, sí. Lo que buscamos es que ese jugador sepa tirar bien y si ahora no las llega y adquiere unos gestos incorrectos solo con el objetivo de poder tocar el aro en sus lanzamientos, será muy difícil cambiárselos posteriormente. Si orientan bien el cuerpo, colocan correctamente los brazos y son capaces de flexionar las piernas harán un buen tiro y podrán meterlo o no, pero habrán ganado muchos puntos para el futuro.

El problema más frecuente en el lanzamiento, lejos de lo que se puede pensar, proviene de las piernas. Las piernas son las que impulsan al jugador e imprimen fuerza al tiro. De nada sirve una colocación perfecta del tren superior si no se flexionan las piernas, ya que el tiro probablemente se quede corto. Por eso, hay que hacer entender a los jugadores que para llegar el lanzamiento desde más lejos no tienen que hacer palanca con el brazo ni coger carrerilla, con flexionar las piernas puede ser suficiente.

Como siempre, el refuerzo positivo resulta esencial. Si en un partido, un jugador de nuestro equipo lanza un tiro libre, algo más habitual que lanzar un triple, aunque la distancia sea la misma, y lo ejecuta técnicamente de forma correcta, si el balón se le queda corto, hay que felicitarle y animarle por haberlo hecho bien. He visto entrenadores –amantes y predicadores de cuidar hasta el mínimo detalle– decirle a sus jugadores después de no llegar un tiro libre, «si no llegas, coge carrerilla».

Tenemos que ser conscientes de que nuestros jugadores tratarán de hacer todo lo que les digamos. Por eso, hay que vigilar los consejos que les damos y tratar de no darles informaciones contradictorias. Además de trabajar con ellos todos los aspectos del juego, tenemos que intentar que el jugador confíe en sí mismo para ejecutar aquello que entrena y sea capaz de ponerlo en práctica aunque no le salga bien, si no lo intenta, nunca le va a salir y va a dejar de hacerlo.

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket

Publicada por primera vez el 15 de Marzo de 2019

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