Cuando decidimos variar nuestra defensa y cambiar de individual a zona, tenemos que preguntarnos antes por qué lo hacemos. Algunos de los motivos que nos llevan a utilizar esta variante táctica puede deberse a querer cambiar el ritmo del partido, evitar situaciones de uno contra uno en las que nos superan con facilidad o, aunque puede generar controversia, proteger al equipo de las faltas. Este último aspecto se daba hace tiempo con mucha frecuencia y en cuanto un equipo estaba en bonus de faltas se ponía la defensa en zona. Esto puede llevar a confusión a algunos jugadores que asocian la zona con una relajación defensiva, pero, para que sea efectiva, tiene que tener la misma intensidad que una defensa individual, por lo que también se pueden cometer faltas.
Hay entrenadores que se muestran contrarios a defender en zona, pero eso no implica que no la tengan que entrenar. Muchos equipos les plantearán esa situación en los partidos y tendrán que haberla entrenado para poder hacerle frente, aunque sólo tengan que atacarla, tendrán que conocer y realizar una buena defensa zonal para que, en los entrenamientos, al ataque le sea útil. Hay que recordar que todo lo que no trabajemos será más difícil llevar a cabo.
Hay muchas variantes zonales. Para comenzar este coleccionable, nos centraremos en la defensa 2-3 o 2-1-2, en función de la colocación del defensor del medio de la segunda línea. Es fundamental que uno de los defensores de la primera línea salte a parar el balón a la línea de tres puntos y lo defienda como si fuese individual, mientras que su compañero bascularía hacia el centro y saltaría al primer pase lateral.
Esto es más evidente cuando se produce en un lateral, si la situación se diese en la parte frontal, aquí es más complicado, uno de los dos defensores saltaría y sería el de la esquina de la segunda línea de su mismo lado el que estuviese atento para poder llegar a salir o simplemente fintar hasta que su compañero haya recuperado la posición. Es aconsejable delimitar el campo de actuación de los defensores, podemos marcar como límite la prolongación del tiro libre. De ahí para arriba, saltaría el defensor de la primera línea, mientras que el jugador colocado por debajo de esa línea imaginaria sería defendido por el de la esquina. No obstante, en situaciones de duda es muy importante que exista comunicación entre los compañeros, indicando claramente quién salta al balón para que no haya dudas.
Una de las posiciones básicas que tiene que ser defendida es el poste alto. Hay que evitar por todos los medios que el balón llegue a esta situación. Aquí nos encontramos con dos opciones, cada entrenador elegirá la que considere mejor en función de sus criterios defensivos o de sus jugadores. La primera de ellas es que el jugador del medio de la segunda línea –en la mayoría de los casos, el pívot nato– sea el que defiende esta línea de pase, produciéndose una situación de defensa 2-1-2. La otra opción es que sea el jugador de primera línea del lado contrario el que esté atento para evitar el pase al poste alto. Hay entrenadores que se decantan por la segunda opción para no alejar a su jugador más intimidante de posiciones cercanas al aro.
Los jugadores tienen que ser conscientes de que tienen que llegar a puntear todos los tiros, no dejando que el rival tire cómodo. Además, aunque estemos defendiendo en zona, cada defensor tiene que tener una responsabilidad individual a la hora de bloquear el rebote. Es esencial cerrar el centro de la zona y evitar que los atacantes entren en carrera después el exterior. Ahí desempeñan un papel principal los dos jugadores de la primera línea.
La zona sólo funcionará si se trabaja en equipo y los jugadores tienen entre sí una comunicación fluida, ya que el despiste de uno solo puede provocar una gran desventaja.
Por Víctor Escandón Prada
Entrenador superior de baloncesto y periodista especializado
Gabinete técnico JGBasket
Publicada el 6 noviembre 2013 14:15 pm
Revisado el 3 Abril 2014
Revisado el 25 Junio de 2020