Después de la final perdida ante Toronto y las posteriores lesiones de sus estrellas, que les dejó fuera de playoffs dos temporadas consecutivas, siendo en la primera de ellas, el peor equipo de la NBA, hacía suponer que el ciclo de los Warriors de los Splash Brothers había llegado a su fin. Nada más lejos de la realidad. En una temporada en la que no partían como favoritos, han demostrado todo el talento que atesoran para llevarse el anillo e imponerse 4-2 a los Celtics.  

Tras quedarse a las puertas de los playoffs el curso pasado, cayendo en el play-in ante los Grizzlies, Stephen Curry, en una de las mejores campañas de su carrera, en vez de lamentarse por las ausencias, prometió que volverían más fuertes. Dicho y hecho. Terceros en el oeste en la temporada regular, dejando en la cuneta a Denver, Grizzlies y Mavericks, llegando a la final sin hacer mucho ruido, pero con una gran solvencia. A Curry le quedaba solo un paso para redimirse y lo hizo por la puerta grande –31.2 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias– para conseguir el único trofeo que le faltaba: MVP de las Finales.

En la final, Boston dio la talla hasta que se quedó sin fuerzas. El desgaste de sus choques a muerte ante Bucks y Heats, ambos resueltos por 4-3, y la escasa rotación de banquillo no les dio para plantar batalla hasta el final a los de la Bahía. Los Celtics se las prometían muy felices cuando robaron el factor cancha en el primer partido y más después de ponerse 2-1 y jugar el cuarto duelo en el Garden. Mediado el último cuarto, mandaban en el marcador y los fríos datos decían que solo una vez en las Finales se había remontado un 3-1 –los Cleveland de LeBron ante los propios Warriors en 2016–. Ahí emergió la figura de Stephen, que había sido duda para el choque por un esguince en el partido anterior, y con 43 puntos liquidó a los verdes y puso el empate en la eliminatoria.

Fue el punto y final en la lucha por el anillo. Los de Udoka se desfondaron y aunque plantearon el quinto partido tratando de frenar a Curry, que, por primera vez en su carrera, se quedó sin anotar un triple en un partido de playoff –133 consecutivos–, no pudieron hacer nada para contener el talento ofensivo de Klay Thompson, Andrew Wiggins, Jordan Poole o Gary Payton II.

Boston quería alargar la serie y salió a por todas, con un 16-2 de parcial, pero ahí se quedaron sus intenciones, Kerr movió el banquillo y en un abrir y cerrar de ojos, sus pupilos voltearon el choque y consiguieron, en el segundo cuarto, alcanzar los veinte puntos de diferencia. Está claro que si algo ha caracterizado a estos Celtics es que nunca se rinden, pero la misión era casi imposible, hicieron la goma en varias ocasiones hasta llegar a los diez puntos de desventaja, pero la experiencia y veteranía de Golden State en estas lides, les dio el aplomo suficiente para certificar el título. El cuarto en ocho años.

La pregunta clave es: ¿cómo han conseguido, en dos temporadas, los Warriors darle la vuelta a la situación y pasar de ser el peor equipo de la NBA a ganar el anillo? Lo primero, consiguieron recuperar a sus dos jugadores franquicia, Stephen Curry y Klay Thompson, este último reapareció tras dos temporadas en el dique seco, rindiendo a un buen nivel. Después, han sabido hacer de la necesidad, virtud. Las lesiones de sus estrellas dieron oportunidades y minutos, más de los que hubiesen disputado en condiciones normales, a jugadores como Jordan Poole, que ha sido decisivo en estos playoff.

Además, consiguieron sacar la mejor versión de Andrew Wiggins, número 1 del draft y Rookie del año, que había tocado techo en Minnessota y al que intercambiaron por D’Angelo Russell. Su progresión le sirvió, por primera vez esta temporada, para disputar el All Star Game y hacerlo de titular. El alero canadiense consiguió, por fin, creérselo y sumar, al talento que atesora, una regularidad que le han hecho pelear con el mismísimo Curry por el MVP de las Finales. El futuro de los Warriors está en buenas manos.

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket

Foto: NBA Photo

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