Si hay algo evidente es que los pabellones vibran, se llenan y se palpa la tensión cuando, realmente, hay intereses en juego. Por mucho que se quiera vender otra cosa, el público demanda partidos de interés que desaten sus pasiones. Y eso es lo que ha ocurrido en esta última jornada de la primera vuelta en la Liga Endesa.

Eso sí, siempre y cuando los precios estén acordes con la sociedad, ya que si no, pasa como en el campo de fútbol del Getafe, que juega el Real Madrid y las gradas están prácticamente vacías. La otra opción para llenar las canchas es fichar, como han hecho en el Mundial de balonmano de Catar, a público de otros países para que animen a los suyos y den colorido a las gradas.

Con dos plazas en juego para Gran Canaria y pendientes de quiénes serían cabezas de serie, la ACB tuvo en ocho de sus nueve choques algo por decidir de cara a la Copa del Rey. La Fonteta respondió con creces ante la exigencia del partido y ayudó al Valencia, a pesar de que no está en su mejor momento, a lograr su objetivo. El último billete lo consiguió el CAI, que también ganó su duelo, aunque, en este caso, a domicilio.

A pesar de sus victorias, ambos conjuntos se hubiesen clasificado igual, ya que sus rivales directos (UCAM y Rio Natura) no hicieron los deberes y cayeron derrotados, no pudiendo meter presión a sus perseguidores. Con tanto en juego, he echado de menos que la jornada se agrupase en un mismo horario para darle más emoción, porque al final, desde el sábado, ya se sabía que había sólo una plaza en juego, después del triunfo valenciano.

El Unicaja selló el primer puesto, al término de la primera vuelta, con una victoria muy trabajada ante un Bilbao que perdió la oportunidad de ser cabeza de serie en la Copa. Real Madrid, FIATC Joventut y Barça acompañarán a los de Plaza como cabezas de serie. Sobre el papel, ésta puede ser una de las Copas del Rey más emocionantes que se recuerden por la igualdad mostrada hasta el momento y porque el anfitrión, el Herbalife, está atravesando un momento dulce que le hace optar a todo y más ante su público.

Me llama la atención cómo funciona el efecto placebo en el deporte. El último caso llamativo es el de Serena Williams, cansada por el jet lag perdió 6-0 el primer set y decidió tomarse un café. La reacción no se hizo esperar y acabó ganando el partido y arrasando a su rival. Es imposible que la cafeína le hubiese hecho efecto, pero sólo con el mero hecho de tomárselo cambió radicalmente su mentalidad. Similar al “agua bendita” que se daba a algunos deportistas cuando se lesionaban, consiguiendo recuperarse como flechas o a la pócima mágica que Michael Jordan daba a su equipo en la película Space Jam. Hay jugadores que producen también ese efecto placebo y sólo con su presencia mejoran a sus compañeros.

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Analista Liga Endesa para JGBasket

Foto: ACB Photo

 

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