Si hubo un protagonista esta jornada fue, merecidamente, José Luis Abós. El técnico maño luchó como lo hacían sus equipos hasta el último suspiro, pero no pudo superar la enfermedad que le alejó este verano de los banquillos. La admiración y respeto de sus compañeros y de los aficionados quedó, claramente, demostrada con sus gestos.

Xavi Pascual y Ponsarnau le rindieron un homenaje especial. La primera jugada de su equipo fue un sistema ofensivo de los que habitualmente realizaba Abós. Las defensas ayudaron en su ejecución y ambas acciones acabaron en canasta. Ahí se paró el bagaje ofensivo de los dos equipos que llegaron al final del primer cuarto con un paupérrimo (4-6). Los donostiarras, que siguen sin conocer la victoria, no subieron mucho más su aportación al descanso y con 10 puntos pusieron en evidencia sus problemas en ataque y dejó al Barça, que tampoco estuvo muy inspirado, llevarse una cómoda victoria.

No era fácil el partido para el CAI. Con los sentimientos a flor de piel y después de una semana en la que el baloncesto pasó a un segundo plano, era complicado centrarse en la liga. El minuto de silencio demostró la conexión que había entre Abós y sus jugadores, a los que se les vio muy emocionados. La victoria era la mejor forma de homenajearle y así lo hicieron.

También hay gestos que hablan por sí solos y que dan la vuelta al mundo. Los Premios Príncipe de Asturias saltaron al primer plano por la peineta con la que Frank Gehry, arquitecto del Guggenheim de Bilbao, respondió a los que califican su arquitectura como espectáculo. Finalmente, lo achacó al cansancio por el largo viaje. Un viaje que ha dado tanto que hablar como el del Madrid a Kazán. Que si los kilómetros, que si el cansancio, que si el poco tiempo de recuperación… Los de Laso mostraron su fondo de armario y se llevaron un triunfo contundente de Tenerife. Sólo en los minutos finales, con el duelo decidido, se relajaron y permitieron a los locales –con un Sekulic una vez más sobresaliente– maquillar el resultado.

El que no levanta cabeza es el Baloncesto Sevilla. Se las prometían muy felices en verano cuando se anunció la venta del club a un grupo de inversión estadounidense, pero el comienzo está siendo complicado. Con Audie Norris como “entrenador”, el equipo no funciona y la paliza en Murcia puede ser un punto de inflexión.

Una apreciación. Cuando un entrenador profesional como Óscar Quintana se permite el lujo de decir que cuando suena la bocina de posesión y se produce un lanzamiento, por supuesto, dentro del tiempo, la única opción para que siga el juego es que entre, ya que si no la posesión pasaría a la defensa. Luego nos quejamos cuando entrenamos a un jugador y al sonar la bocina se queda parado y le cogen el rebote. Hay que ser más benevolentes con ellos porque igual hicieron caso a lo que oyeron en la tele.

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Analista Liga Endesa para JGBasket

Foto: ACB Photo / F. Martínez

 

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