Cuando hablamos de esta defensa, como su propio nombre indica, hace referencia a la colocación de los jugadores en forma de caja. Un tipo de defensa mixta, en la que cuatro defensores se colocarán en zona y el otro en individual. Exige una gran concentración y un esfuerzo físico mayor tanto para el jugador que defiende en individual –por su gran desgaste– como para el resto –un mayor espacio a defender–.

Nos centraremos en los movimientos de los defensores en caja, aunque cabe resaltar que el jugador que defiende en individual lo hace para evitar que el rival reciba el balón y más, si es el base del equipo contrario, cuya intención es que no pueda dirigir al equipo a sus anchas. Además, también se suele hacer sobre el mejor jugador exterior, evitando que anote con facilidad y quitando al ataque un gran referente, lo que le creará problemas en su creación de juego. El jugador que defienda en individual debe ser nuestro mejor defensor o bien aquel que tenga la capacidad de defender fuerte e intenso.

Al igual que en toda defensa, es básica la comunicación entre los jugadores, y, en este caso, es importante que salten todos los jugadores a la vez cuando se mueve el balón. Eso sí, manteniendo siempre que se puede la forma de caja. Con este tipo de defensa, se crean grandes dudas al ataque que no sabe si atacarla como si fuese una defensa individual o una zona. También, al existir un mayor espacio a defender por los jugadores en zona, resulta esencial que los cortes por el centro de la zona se acompañen hasta que lo coja otro compañero.

Los jugadores de la segunda línea suelen ser los pívots y tienen que estar muy concentrados, porque ellos son los que tienen que salir a puntear el tiro desde la esquina. Por lo tanto, tenemos que valorar que jugadores tenemos en el campo a la hora de realizar este tipo de defensas y su movilidad o bien tener estructurado un cambio defensivo en cuanto el balón vaya a la esquina y pasar a una defensa individual, pero eso sí que exige una gran concentración y habría que valorar sus pros y sus contras.

Como sucede con todas las defensas zonales, le podemos dar un mayor o menor grado de intensidad. Por ejemplo, cuando el balón llega a la esquina, su defensor puede orientarle hacia la línea de fondo para que cuando penetre se encuentre con un trap defensivo. Como siempre cada defensor tiene que tener una responsabilidad individual en el bloqueo de rebote.

 

 

Por Víctor Escandón Prada
Entrenador superior de baloncesto y Licenciado en periodismo
Gabinete técnico JGBasket

Publicada el: 10 dic de 2013

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