Es evidente que en el último lustro, el 3×3 ha pasado de ser un entretenimiento de verano a una nueva disciplina del baloncesto, con sus propias reglas y sus propios campeonatos internacionales. La FIBA, que ha apostado claramente por ella, aspira a que el COI lo declare deporte olímpico para los Juegos de Tokyo 2020, después de que no llegase a tiempo para Río.

Si se ve un partido de 3×3, se notan claramente las diferencias que existen con el juego en 5×5. Es un baloncesto con un ritmo más alto, con muchas situaciones de 1×1 y acciones rápidas. A diferencia del baloncesto tradicional, en el 3×3 no encajan todo tipo de jugadores, se busca un gran físico y la polivalencia para poder defender a cualquier jugador, tirar, driblar y rebotear.

El problema es que al no haber competiciones nacionales exclusivas de esta modalidad y reunirse sólo los jugadores para competir en algunos torneos o con sus respectivas selecciones, tienen que cambiar el chip de toda la temporada y enfrentarse a un deporte en una sola canasta, que exige una concentración máxima, ya que a la velocidad que se juega y debido a las reglas para atacar, cualquier despiste puede acabar en una canasta en contra.

Hay que recordar que los partidos de 3×3 pueden acabar cuando uno de los dos equipos anote 21 puntos (las canastas de dos valen un punto, al igual que los tiros libres, mientras que los triples valen dos puntos) o pasados 10 minutos. Una rapidez que les hace muy atractivos para el espectador, ya que los equipos tienen sólo 12 segundos para atacar y se ven muchas acciones ofensivas.

La intención es conseguir que se convierta en una disciplina distinta al baloncesto, como lo ha logrado ya el vóley playa. Para ello, queda mucho trabajo, pero hasta que llegue ese día, la Federación Española ya está poniendo las bases para tener selecciones competitivas que puedan aspirar al máximo.

Sin ir más lejos, las selecciones españolas masculinas y femeninas terminaron en cuarta posición en el último mundial, celebrado en octubre en China. El equipo masculino dirigido por Jaume Comas estuvo formado por los jugadores del Coin (Juan Vasco y José Rojas) y por los del Vélez Baloncesto (Ismael Sánchez y Javier Meras). Mientras que el femenino, entrenado por Anna Junyer, estaba integrado por Paula Palomares y Aitana Cuevas (Alcobendas), Gema García (Ciudad de los Adelantados) y Cristina Hurtado (Femení Sant-Adriá).

 

Por Víctor Escandón Prada
Entrenador superior de baloncesto. Periodista
Gabinete técnico JGBasket

Foto: FIBA.com

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