Generalmente, los finales de temporada se asocian con cierres y despedidas. Es el momento de hacer balance, de mirar atrás y valorar los objetivos conseguidos. Y, cuando esto ocurre, parece que es cuando más ganas le entran a uno de que llegue la nueva temporada, en la que marcar nuevas metas, en la que mejorar el trabajo de una determinada manera, en el que probar cosas nuevas. Ahora bien, ¿realmente hace falta semejante parón de dos meses? Alguien tuvo una vez la genial idea de inventar el concepto de “campus” con el que revertir este proceso, en el que concentrar sesiones en un periodo más corto pero más intenso de tiempo. Y el que organiza JGBasket merece, y mucho, la pena.
Cuando uno se pone a enseñar baloncesto tiene que tener en cuenta mucho más factores además de la práctica del deporte. No sólo hacen falta sesiones de alto nivel (que también los ofrece), contar con las mejores instalaciones y material; sino que deben ir acompañadas de algo más. Al final es el valor añadido de cada uno el que implica que no todos seamos iguales; que no todos los campus sean iguales. El de JGBasket es muy alto porque, además de ofrecer entrenamientos de gran nivel, tiene en cuenta factores como la preparación física o la psicología incluidos dentro de su programa. Algo, desde mi punto de vista, fundamental y necesario.
Los jugadores están acostumbrados a escuchar una misma voz durante la temporada. Lo cual, como todo, tiene su parte buena y su parte menos buena. Dentro de ésta segunda se encontraría el hecho de que cuantas más voces escuchemos, más ideas y correcciones distintas recibiremos. Lo cual resulta muy enriquecedor para el jugador.
En el campus de JGBasket los chicos y chicas son dirigidos por distintos entrenadores en las diferentes sesiones del día; estando cada una especializada en algo específico. Además, los diversos trabajos se desarrollan a lo largo de las jornadas siguen orden lógico que hace posible que pasen las horas y que no haya tiempo para la monotonía.
Todo esto se complementa con una serie de charlas en las que se trabaja este “más allá de la cancha”. Un “más allá que incluye información sobre la alimentación o la preparación física idónea para la actividad baloncestística. También sobre psicología y motivación, porque no debemos olvidar que cada jugador es antes persona, y los factores y valores humanos son determinantes en el tipo de jugador que vaya a ser.
Además, se incluyen concursos y competiciones que mantienen vivo el espíritu competitivo, que fomentan la relación entre los chicos y chicas, para que se conozcan, se admiren y aprendan del que tienen al lado.Algo que se convierte en una pieza más del gran puzle que intentar conformar el campus, cuyo principal propósito es que los jugadores aprendan y que lo haga divirtiéndose. Siendo ésta su fórmula con la que la mejora de los mismos está asegurada.
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Laura García Higueras
Texto y fotografías
Publicada el: Jun 9, 2016