Foto portada Miguel Ángel Forniés
Una entrevista de Javier Balmaseda

Hablamos con Juan Manuel Hueli, una de las personas que mejor conocieron a Tkachenko durante la temporada que el gigante soviético jugó en España.

Vladimir Tkachenko es uno de los jugadores de baloncesto más icónicos de siempre. Con sus más de 2,20 metros de estatura y su imponente aspecto, este pívot, que hoy cumple 67 años, ha dejado huella en toda una generación de aficionados al deporte. Seguro que los que tenéis ya una edad recordáis aquel mote que se le ponía al más alto de la clase, ¿verdad?

Después de una carrera deportiva desarrollada íntegramente en la Unión Soviética, en el verano del 90 salió de su país rumbo a Guadalajara para jugar en la Primera División B del baloncesto español. La gestión de Juan Manuel Hueli, el presidente del club alcarreño por entonces, fue fundamental para la llegada de Tkackenko a España: “Firmamos un convenio con el Real Madrid cuando estaba Wayne Brabender y Ramón Guardiola de entrenadores. Consistía en que los jóvenes más destacados del Madrid vinieran a Guadalajara para ir cogiendo minutos. Por aquí pasaron jugadores como José Lasa, Ismael Santos, Ricardo Peral, Nacho Castellanos o Martín Ferrer”.

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El año de Stanley Roberts en el Real Madrid, temporada 90/91, Wayne no se fiaba mucho de este jugador y buscaron un posible sustituto. De este modo, hablaron con Juan Manuel Hueli para ‘atar’ a Tkachenko por si había algún problema con el pívot norteamericano. Hueli: “Desde el Real Madrid nos dijeron: ‘¿Os gustaría tener a Tkachenko?’. Entonces fui a una entrevista con Fernández Trigo, que era el gerente del Madrid, y llegamos a un acuerdo inmediatamente”. Pero fue el Madrid quien contactó con Tkachenko a través de su agente, José Antonio Arízaga. Hueli: “Su fichaje fue a petición del Real Madrid, sobre todo de Wayne Brabender, por si lo de Stanley Roberts no salía bien. Se quería tener una baza jugando ya en España por si había que sustituir en cualquier momento a Stanley”. El Guadalajara formaba parte de la Primera División B (Primera FEB en la actualidad). Los extranjeros que venían a jugar en esta categoría solían hacerlo con un visado de estudiante o de visita. No era un baloncesto tan profesionalizado como el de ahora. Juan Manuel Hueli: “El piso, la estancia y otro tipo de gastos se lo pagábamos nosotros, pero el sueldo de Tkachenko aquella temporada, que fueron 10 millones de pesetas, se lo pagaba el Real Madrid. Bueno, en realidad se lo pagaba el Guadalajara porque el Madrid nos lo daba a modo de subvención. Eso sí, nosotros este sueldo lo teníamos presupuestado. Lo que pasa es que se podía ir en cualquier momento en el caso de que el Madrid lo necesitase.  En nuestro equipo el que más ganaba eran 500.000 pesetas al año, imagínate, y él ganaba 10 millones de pesetas”.

A pesar de que el comienzo de Tkachenko en el Guadalajara fue muy positivo, firmando una gran primera vuelta, el hecho de que Wayne Brabender no terminase la temporada en el Real Madrid nos dejó con la duda de si hubiese tenido la posibilidad de haber recalado en algún momento en el club blanco. Hueli lo tiene claro: “Yo no veía a Tkachenko con la energía para jugar en el Real Madrid dos días a la semana y con la exigencia para ganarlo todo. Era un buen recambio para un determinado momento por si Stanley Roberts se lesionaba, pero creo que ya estaba en su momento de declive, y lógicamente en la Primera B de entonces era una figura, pero físicamente le costó, por eso su segunda vuelta no fue tan buena”.

El fichaje de Tkachenko fue un acontecimiento para Guadalajara y para todos los equipos que militaban en la Primera División B. Los pabellones estaban siempre a reventar para ver al gigante soviético. Hueli: “Recuerdo que en Huelva había doscientas o trescientas personas fuera del campo que se quedaron sin entrar. Todos iban a ver a Tkachenko”.

Foto Miguel Ángel Forniés

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A pesar de todo, su fichaje generaba muchas dudas por tierras alcarreñas, sobre todo porque nunca había jugado fuera de su país y también por lo mermado que estaba físicamente debido a sus lesiones crónicas. Juan Manuel Hueli: “Le hicimos un contrato de seis meses primero. Luego, dependiendo de los resultados, los otros seis. Nos habían dicho que estaba mal de la espalda y que podía venir medio lesionado. Así que tomamos un poco la precaución de decir, oye, a ver si vamos a meter la pata y al segundo partido se va a lesionar”.

Sin embargo, los primeros meses de Tkachenko en España fueron brillantes, el Guadalajara solo perdió dos partidos de los quince que disputó en la primera vuelta. El gigante soviético era una auténtica pesadilla para los pívots rivales, que no encontraban la manera de anotar cerca del aro. Hueli lo recuerda así: “Tú no sabes lo que era para cualquier equipo meternos una canasta. Él obligaba a los contrarios a variar los tiros. Por dentro era casi imposible meternos una canasta. No nos metían más de 60 o 70 puntos. El tío se esforzó a las mil maravillas para cumplir con su contrato y que se le volviera a renovar. Hicimos una primera vuelta fantástica. La segunda fue casi al revés. Yo creo que perdió energía y tuvo algunas lesiones, aunque no fueron gordas”.

Foto Miguel Ángel Forniés

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Como apunta Juan Manuel Hueli, la segunda vuelta fue todo lo contrario, Tkachenko bajó físicamente su rendimiento: “Tenía problemas de espalda y había que masajearle continuamente. Un día en San Sebastián, contra el Askatuak, le tuvieron que dar un masaje y cuando lo tumbaron en la camilla la destrozó”.

Pese a que el Guadalajara no pudo meterse finalmente en el grupo de los mejores que lucharían por el ascenso a la ACB, en líneas generales el rendimiento de Tkachenko fue bueno, aunque con el paso de los meses fue acusando el cansancio. Hueli: “Nuestro error fue que a lo mejor entrenó demasiado y llegó muy mermado físicamente a la segunda vuelta, pero claro, teníamos a los júniors del Madrid, que eran chicos muy jóvenes, y los entrenamientos eran duros y a él le costaba”.

Vladimir Tkachenko sorprendió deportivamente a Hueli y compañía: “Me llamó la atención su capacidad de tiro. No era uno de esos pívots grandes y altos que se cuelgan de los aros y lo tienes solo para poner tapones. Él tenía claro que tenía que dosificarse para aguantar el máximo tiempo posible en la pista. Si podía meterla a tablerito debajo del aro, no te creas que las metía para abajo, cuando lo podía hacer prácticamente sin saltar. Era muy inteligente en la cancha. Además, leía bien el juego y tenía muy buen tiro, pero claro, teníamos que jugar por dentro estando él ahí. Cuando había sesión de tiro tiraba como los que más, y metía y metía. Recuerdo que teníamos una jugada para él; hacíamos saque de banda, se salía por fuera y, como su defensor le dejaba dos metros, tiraba y metía el triple. Acabó con un 50% de triples aquel año. Como por dentro le daban muchos palos porque era la única forma de frenarlo, se buscaba la vida por fuera”.

Fuera de lo meramente deportivo, Juan Manuel Hueli conserva en su memoria multitud de anécdotas con Vladimir Tkachenko durante su paso por Guadalajara:

JUAN MANUEL HUELI

Hay mil anécdotas. Vino con una mano delante y otra detrás. Traía lo justo de vestir. Venía con su camiseta roja y el pantalón blanco de la URSS. Hasta que le encontramos ropa de deporte, él lavaba la suya en el vestuario y dejaba allí colgados sus pantalones y la camiseta para secarse. Vino con su mujer y sus dos hijos. Le buscamos un piso en el centro de Guadalajara, en la Avenida Fernández Iparraguirre, que estaba a cien metros del pabellón San José. Tenían el colegio de sus hijos al lado. Lo tenía todo a mano para hacerle la vida lo más cómoda posible porque él nunca había salido de su país. No tenía ni idea de castellano. Encontramos a un chico, un intérprete, muy agradable y muy culto, que trabajaba en editoriales en Madrid traduciendo libros, y nos hizo el favor de venirse a Guadalajara para estar tres meses con él hasta que dominara el castellano. Iba con él a todos los sitios, entrenamientos, compras, etc.

Tenía una gata siamesa que dormía en su zapatilla, calzaba un 56 de pie. Se metía en la zapatilla y allí se pasaba todo el día. Llegó sobre todo sin ropa de juego, pero también tuvimos que buscarle ropa de calle y aquello era una odisea. En una sastrería en Guadalajara, para que el sastre le tomara medidas tenía que subirse en una escalera. Los zapatos se los tuvieron que hacer a medida en la provincia de la Albacete, eran carísimos, por cierto. A nosotros nos patrocinaba John Smith, pero como esta marca no tenía zapatillas tan grandes tuvimos que buscar otra marca y le pusieron el logo de John Smith. Cuando llegó le teníamos preparado un chándal con las medidas de Romay, pero cuando se lo puso le estaba corto y estrecho, parecía que iba a regar, y las medidas eran de Romay, que medía 2,13 metros.

El coche que tuvo aquí era un Seat 131 Supermirafiori, pero le tuvieron que ampliar las guías del asiento del conductor y correrlas totalmente hacia atrás, detrás de él no podía ir nadie y, a pesar de eso, conducía casi con las rodillas en el volante. Es que era grande de verdad. Recuerdo que coincidimos con Sabonis en el aeropuerto, cuando Tkachenko vino por primera vez, y a mí me parecía Sabonis pequeño a su lado. Era la leche. Sabonis estaba mucho más formado, pero realmente Tkachenko era más grande que Sabonis.

Por Guadalajara era un auténtico show salir con él, yo parecía el punto y él la i. Imagínate pasear con él… Cuando nos hacíamos una foto con alguien, él le ponía la mano en la espalda a mi mujer y toda su mano era la espalda de ella.

Era demasiado serio y siempre estaba en casa, no te diría huraño, pero como inseguro de ir por la calle. No le gustaba salir. Como vivía a cien metros del Pabellón San José, estaba entrenando y si no en casa. Compró una tele grandísima y unos videojuegos de aquel entonces. Lo tenías que ver con sus manguitos jugando a los videojuegos… Esto era lo que hacía al margen del baloncesto. Jugar a los videojuegos fue su hobby cuando estuvo aquí. Salíamos muy poco a comer fuera, casi siempre comían en casa. Cuando llegó con su familia, mi mujer iba con la suya y le preguntaba a la mía la cantidad de carne que podía comprar. A ella le extrañaba que se pudiera comprar lo que se quisiera. Era un cambio muy grande para ellos.

Recuerdo también un día que fuimos al Corte Inglés de Madrid, y al bajar por el parking, en el subterráneo, se iba dando con la cabeza en los tubos cuadrados del aire acondicionado. Iba andando y tenía que ir esquivándolos. Todo el mundo se le quedaba mirando alucinando.

Foto Miguel Ángel Forniés

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Vladímir Petróvich Tkachenko nació el 20 de septiembre de 1957 en Golovinka (Sochi), Unión Soviética

Tkachenko fue una figura dominante en el baloncesto europeo y soviético, destacando por su presencia física y habilidades en la cancha. Su carrera abarcó un período crucial en la historia del baloncesto internacional, dejando un legado duradero en el deporte.

 

Artículo y entrevista por JAVIER BALMASEDA
Colaborador JGBasket

MIGUEL ÁNGEL FORNIÉS nació en Badalona el 18 de septiembre de 1952. Estudió en los Salesianos Badalona y en el Colegió Badalonés. Servicio Militar en Campo Soto, Cádiz.

Fotoperiodista de Devoción. Colaboró con Eco Badalonés, 5Todo Baloncesto. Desde 1981 con Nuevo Basket como fotógrafo. Primer fotoperiodista en viajar a ver y fotografiar partidos de la NBA en 1984. Europeo de 1973, cinco Mundiales Junior (de 1983 a 1999). Quince meses trabajando, viviendo y jugando a baloncesto en Argelia (Sidi Bel Abbès).

Mundial de España 1986, Mundial de Argentina en 1990. JJOO de Barcelona 1992 como adjunto del jefe de prensa de baloncesto. Ha escrito dos libros, Crónica de un viaje alucinante (en 2009) y Memorias Vividas (en 2015). Durante 19 temporadas (1996-2014) responsable de prensa del Club Joventut Badalona.

 

Vladímir Petróvich Tkachenko nació el 20 de septiembre de 1957
Lugar de nacimiento: Golovinka (Sochi), Unión Soviética

Características destacadas:

  1. Estatura imponente (2,21 m) , poco común en el baloncesto de su época
  2. Gran corpulencia (141 kg
  3. Distintivo bigote que se convirtió en su seña de identidad

Tkachenko fue una figura dominante en el baloncesto europeo y soviético, destacando por su presencia física y habilidades en la cancha. Su carrera abarcó un período crucial en la historia del baloncesto internacional, dejando un legado duradero en el deporte.

Entrevista exclusiva realizada a Juan Manuel Hueli, revelando anécdotas desconocidas de la carrera de Tkachenko, incluyendo su paso por el Guadalajara de la mano del Real Madrid de baloncesto.

 

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