Hablar de motivación, dirección de grupo, dirección de equipo es complicado si se buscan ideas que valgan para todos, por tanto, yo voy a resumir algunas que me ayudan en mi forma de entender mi trabajo, a la hora de vivir el día a día de mi profesión.
Son ideas que para mi son importantes, es mi receta, pero NO es la receta. Que cada uno coja lo que le valga:
Confianza y respeto.
Son las dos palabras en las que se fundamenta mi relación con mi equipo, jugadores y técnicos. A mis técnicos les tengo porque son grandes profesionales y grandes personas, ese respeto hace que nos podamos decir lo que sea sin ningún miedo, es necesario para lograr el máximo rendimiento. A su vez por la confianza que tengo con ellos y hacia ellos, no tengo ninguna duda en la parte del trabajo que ellos realizan. Puedo darles responsabilidad con total confianza.
Con los jugadores es parecido, es básico el respeto, ganarlo y tenerlo, pero a su vez es importante respetarles a ellos, dentro y fuera de la cancha. Y ellos deben sentirlo así para tener la confianza de poder hablar si es necesario incluso en situaciones de tensión competitiva. Desde la confianza que quiero que tengan los jugadores, tienen la opción de plantear dudas o incluso mejores ideas acerca de un tema, aunque por supuesto, yo decido evaluando siempre lo mejor para el equipo. Nunca olvidar que hasta el más positivo de los jugadores nos da su visión subjetiva y casi siempre buscando situaciones que le favorezcan, es por eso que escuchar siempre aunque NO siempre les haga caso.
- Somos un equipo
Hablamos de un equipo de baloncesto, de dirigir un equipo, dirigir un grupo y por tanto, eso es lo primero que tenemos que entender. Tenemos bajo nuestro cargo un grupo de personas, diferentes, individuos cada uno con unas metas personales que no siempre son iguales que las que como entrenador tenemos, buscando muchas veces lucimiento y reconocimiento personal, algo lícito ya que en muchos casos como profesionales viven de sus números.
Esa es una de las claves, entender que el jugador debe y quiere hacerlo bien primero por sí mismo, pero que hay reconducir ese ansia de lucimiento y poner todas las capacidades del jugador al servicio del conjunto. Creo que ese es el principio del éxito, conseguir ese sentimiento de equipo, de grupo.
Soy un firme defensor de que es más importante el grupo que la suma de las individualidades
Por otro lado, debo intentar llenar ese deseo de lucimiento personal, el deseo de hacerlo bien YO y la forma de gestionarlo forma parte del éxito. Una parte importante de nuestro éxito como entrenadores depende de la gestión de los EGOS.
- Somos personas no robots
No es sencillo conocer a todas los deportistas desde el primer día, pero igual que hay que conocer sus capacidades técnicas, tácticas o físicas, también hay que conocer su forma de ser, de pensar, como responden a la presión…
Hay que saber quienes son o quieren ser o pueden ser líderes dentro del equipo y hay que controlar si son líderes positivos o negativos ya que un líder negativo puede ser el peor aliado que tengamos. Por eso en ocasiones y a falta de un líder positivo, mejor que el liderazgo sea compartido entre todo el equipo, TODOS SON IMPORTANTES, NINGUNO ES IMPRESCINDIBLE, aunque todos sabemos que hay jugadores con más trascendencia en el juego.
Este conocimiento nos puede y debe ayudar a mejorar el rendimiento de los jugadores que a la postre redundará en el rendimiento del equipo.
Estar pendiente en el día a día de los detalles, las caras, los gestos, las reacciones, todo es información que puede servirnos para una actuación posterior. Y cuanta más información tengamos, más sencillo será no cometer errores de los que nos podamos arrepentir después.
- Normas colectivas, actuaciones individuales
Hay que tener una serie de normas, regulaciones que todo el grupo conozca y siga, si bien yo creo en convencer y no en vencer, es por eso, que raramente intento imponer mis ideas o mis normas, quiero que los jugadores acepten como suya la forma de trabajar. Es por eso que en mi actual gestión del grupo no tengo incluidas multas, sólo pequeñas penalizaciones, aunque también es cierto que no las he necesitado y en situaciones extremas no las descartaría.
Seguramente no lo conseguiré siempre, pero uno de mis objetivos es que mis jugadores me quieran, que me respeten igual que a mi me sucede con ellos. Por eso intento tratarles con respeto y justicia, aunque no siempre consiga lo segundo.
Puede que para otros sea un error, pero ante un mismo fallo, problema no actúo siempre igual ya que muchas veces depende de quien sea el jugador, del momento y de los porqués. Cuando un jugador “tiene un mal día” intento entender que le pasa o que le le puede pasar. No creo en tratar únicamente a los jugadores como tales, en un juego como el nuestro todo lo que les rodea les puede afectar mucho y su rendimiento muchas veces depende de su estado emocional.
- Objetivos realistas, a corto plazo y realizables (no provocar frustración)
A nivel individual, entender que hace bien cada jugador y ponerle metas sencillas, no pidas cosas que no puedan realizar porque si le pones un objetivo y no lo logra hay que tomar medidas (o no?). Y el jugador si siente que no está mejorando que no consigue superar tu reto perderá confianza.
Como equipo igualmente hay que conseguir buscar objetivos realistas y que puedan conseguirse, eso no significa que no seamos ambiciosos, hay que serlo. Significa que consigamos ver el techo del equipo, no todos podemos ser campeones de liga, pero todos podemos tener una meta por la que luchar y que nos ofrezca la ilusión y motivación que nos haga trabajar y mejorar día a día.
- Motivación personal (qué nos ayuda a trabajar)
Entiendo una parte básica para poder liderar-motivar a un grupo de personas el tener una motivación personal, algo que nos lleve a querer ser mejores cada día. Cada uno debe mirar dentro de sí mismo y nos lleve a querer lograr lo mejor de uno mismo y de los otros. Qué hace que cada día nos levantemos y vayamos a trabajar/entrenar el equipo?.
Aunque parezca mentira no siempre es la victoria lo que más motiva a un entrenador, es necesaria en nuestro trabajo y en ocasiones imprescindible para mantenerlo, pero incluso en el terreno profesional son más condicionantes los que hacen que un entrenador sea capaz de dar cada día un paso más. Ganar es importante pero no lo único y probablemente tampoco lo más importante. El crecimiento de los jugadores, verles evolucionar, el ser capaz de liderar un proyecto, puede y debe en muchas ocasiones más importante. Si ganar es lo único importante la frustración aparecerá, ya que sólo puede ganar uno. Y si estoy frustrado, cómo voy a ser capaz de motivar, de dirigir y liderar a mi equipo.
Saber motivar (transmitimos lo que somos)
Cómo vamos a pedir a los jugadores entusiasmo si nosotros no lo tenemos?, cómo vamos a pedir espíritu de lucha, capacidad de sufrimiento, intensidad si nosotros no lo tenemos?. Si yo soy negativo en todo lo que hago/hacen los jugadores como vamos a conseguir un espíritu positivo en el grupo. Nadie va a creer que se puede si el entrenador no cree.
Yo creo en los estados anímicos, creo que se transmiten. Si yo estoy contento y feliz, en el entrenamiento transmitiré positividad a mi equipo. Y lo creo porque lo he visto, me lo da la experiencia.
El día que yo estoy de bajón, necesito gente a mi lado que me ayude, que sea capaz de animarme, reforzarme. Es por eso que considero básico dentro de mi cuerpo técnico no tener sólo buenos profesionales sino también gente que me aporte como persona. No quiero gente negativa, quiero gente trabajadora, pero también gente amable, divertida, gente que quiera sumar, es algo que necesito.
Igual con los jugadores, me gusta tener jugadores con deseo, capacidad de trabajo e ilusión. Obviamente no todos pueden ser así, pero es importante y necesario dentro del grupo una mayoría de gente positiva.
Aprender a relativizar, tras victoria o derrota. Conseguir eso ayuda a no olvidarnos del trabajo que queremos hacer, que las metas no nos cieguen y nos impidan disfrutar del camino.
- Tener claro qué se quiere, la duda genera duda
Hace mucho tiempo que estoy convencido de que si uno tiene unas ideas, las entiende, las explica y las defiende, pueden y deben funcionar (hablamos de baloncesto).
Nada hace dudar más a un jugador que la duda de su entrenador, es por eso que siempre hay que mostrar seguridad en lo que hacemos. Incluso ante la peor situación (faltan jugadores importantes, lesiones, partido muy difícil), el único que no puede dudar en la victoria es el entrenador.
A la hora de entrenar, a la hora de dirigir hay que mostrar conocimiento y seguridad en lo que se hace y se quiere transmitir. El jugador quiere creer en nosotros pero debe ver esa confianza en nosotros mismos, quiere ver que trabajamos por ellos, por su mejora personal y colectiva.
- Estados emocionales
Para finalizar, insistir en esta parte del trabajo que es la más difícil de entender y de controlar, los estados emocionales. A un jugador y a un entrenador le afecta lo personal en el trabajo. Todo el mundo tiene un día que se levanta con el pie izquierdo y no tenemos ganas de reír bromas a nadie o ese día que el trabajo no nos da suficientes alegrías y estamos enfadados con el mundo, otras veces alguien puede tener un problema en casa, un familiar enfermo o el bebé no le ha dejado dormir durante la noche. Hay que abrir bien los ojos y la mente para entender porque no rinde un jugador.
Cuando uno entiende estas situaciones es más sencillo llegar a los jugadores, nuestro mensaje llega amplificado.
Termino con una cita que resume mis pensamientos…
“Si tus soldados te temen lucharán por ti, si tus soldados te aman, morirán por ti”
Lao Tse
Por Jesús Sala Naranjo:
Entrenador superior baloncesto. Entrenador profesional
Publicada el: 26 abril 2012 0:00 am